La importancia del juego en el desarrollo del niño
El juego constituye un elemento básico en la
vida de un niño, que además de divertido resulta necesario para su desarrollo. Pero ¿por qué es importante y qué les aporta? Los
niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el juego
es importante para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto
que aprenden a conocer
la vida jugando.
Los niños tienen necesitan hacer las cosas
una y otra vez antes de aprenderlas por lo que los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones
las cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. Además, los juegos pueden
ser de todo tipo:de
mesa, deportivos, etcétera. A
través del juego los niños buscan,
exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento
eficaz para la educación.
El juego desarrolla diferentes capacidades en el niño
El juego es un ejercicio que realiza el niño para
desarrollar diferentes capacidades:
- Físicas: para jugar los
niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan
su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser
saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, etc., por
el ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
- Desarrollo
sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños,
colores, texturas, etc.
- Afectivas: al
experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también como
solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que
en la vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
- Creatividad
e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
- El juego hace que los bebés y niños
pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de él y su entorno.
Los niños deben disfrutar de sus juegos y
recreaciones y deben ser orientados hacia fines educativos para así conseguir
el máximo beneficio.
En un inicio, los niños sólo se desenvuelven
por la percepción inmediata de la situación, hacen lo primero que se les viene
a la mente, pero este tipo de acción tiene sus límites sobre todo cuando hay
problemas; mediante el juego el niño aprende a
desenvolverse en el ambiente mental, utilizando el pensamiento para ir más allá
del mundo externo concreto, logrando guiar su conducta por el significado de la
situación obligándolo y motivándolo a desarrollar estrategias para la solución
de sus problemas.
Por ejemplo, cuando el niño quiera hacer que
su torre de bloques pueda ser más alta, utilizará su pensamiento para descubrir
que debe colocar los bloques más grandes en la base, o hacer una base con
varios bloques pequeños y conseguir hacer una torre más alta que si lo hiciera
apilando un bloque tras otro.
El juego y la edad del niño
A partir de los dos años de edad, el niño
comienza una nueva etapa de juego utilizando
su experiencia anterior para conseguir nuevos aprendizajes más elaborados
debido a que la naturaleza de sus
juegos cambiará porque está desarrollando su
capacidad para pensar el sus nuevos descubrimientos, comienza a comunicarse
fluidamente, amplia su vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo
(motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas experiencias, compañeros
de juego para desenvolver su imaginación participando más en el mundo de los adultos.
La etapa escolar significa otro escalón en el
progreso de sus juegos, ahora juegan en el colegio y al llegar a casa siguen
jugando y poniendo en práctica lo que han vivido y aprendido en el colegio,
imitando la realidad, representando por medio del juego simbólico todo lo que
han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar sus emociones:
alegrías, sentimientos, momentos difíciles, frustraciones, etc.
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